
VIII ESTACIÓN
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
Te adoramos Cristo y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Del Evangelio de San Lucas:
«Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos» (Lc 23,28).
Del discurso del Papa Francisco a los jóvenes en Manila:
“Queridos chicos y chicas, al mundo de hoy le falta llorar. Lloran los marginados, lloran aquellos que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar. Solamente ciertas realidades de la vida se ven con los ojos limpios por las lágrimas. Los invito a que cada uno se pregunte: ¿Yo aprendí a llorar? …Y esto es lo primero que yo quisiera decirles: Aprendamos a llorar” (Manila 18 enero 2015).
Oración:
Señor, …Nos muestras la gravedad de nuestra responsabilidad, el peligro de encontrarnos culpables y estériles en el Juicio Final. Haz que caminemos junto a ti; …no permitas que, al final, nos quedemos como el leño seco, sino que lleguemos a ser sarmientos vivos en ti, la vid verdadera, y que produzcamos frutos para la vida eterna (cf. Jn 15, 1-10).
INTENCIÓN: DAR CONSEJO AL QUE LO NECESITA:
Por aquellas personas que no encuentran unas palabras de aliento ni de consuelo. Por las que viven entre la duda. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.