XIII ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz
Te adoramos Cristo y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Del Evangelio según San Mateo:
Al atardecer vino un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también se había hecho discípulo de Jesús, y se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que se lo entregaran (Mt. 27, 57-58).
Meditación extraída y adaptada del libro Como quieras tú de Francisco Fernández Carvajal
Bajaron a Cristo de la cruz con sumo cuidado y veneración, y lo dejaron en brazos de su Madre. Así lo ha visto la piedad popular en incontables imágenes. Con los perfumes que había traído Nicodemo rociaron el cuerpo de Jesús y la estancia donde lo depositaron. ¡Cómo envidiamos nosotros a José de Arimatea, a Nicodemo y a Juan…! ¡Cómo nos gustaría haber estado presentes para cuidar con inmensa piedad del cuerpo del Señor!: «Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor…, lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones…, lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansarás!»
Oración:
Jesús, ya todo ha pasado. Ahora tu cuerpo es bajado de la cruz y puesto en brazos de tu Madre. Queremos nosotros también recibirte y guardarte en nuestro corazón hasta que llegue el día de tu Resurrección. Danos la gracia de prepararnos y esperarte con total fidelidad.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.