
I ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte
Te adoramos Cristo y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Del Evangelio según San Lucas:
Pilato les habló de nuevo, porque quería liberar a Jesús, pero ellos gritaban: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». Entonces Pilato decidió acceder a su petición: les dejó en libertad al que pedían, que estaba en la cárcel por disturbio y homicidio, y les entregó a Jesús para que hicieran con él lo que quisieran (Lc. 23,20-21.24-25).
Meditación extraída y adaptada del Vía Crucis Misionero del P. Luis Zazano
A lo largo de nuestro camino, nos cruzamos con quienes, como Pilato, se dejan llevar por lo que dicen los demás. Hay quienes prefieren no involucrarse, que observan desde lejos y hasta pueden admirarte, pero cuando llega el momento de apoyarte, se lavan las manos. También encontrarás personas que parecen estar cerca en los buenos momentos, pero que rápidamente pueden dar la espalda.
En la vida académica y en nuestro trabajo cotidiano, esto puede desalentarnos. Pero no dejes que los comentarios negativos o las críticas sin fundamento apaguen tu vocación ni tu pasión por lo que hacés. Fijá tu mirada en Jesús, que es el único que puede mantenerte en pie y darte la fuerza para seguir adelante. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Que nada ni nadie mate tu esperanza; al contrario, fortalecela, y convertite en un reflejo de la esperanza para los demás.
Oración:
Señor, fuiste condenado injustamente, y cuántas veces, sin darnos cuenta, también te dejamos de lado con nuestras acciones, distracciones y temores. En medio de nuestras responsabilidades, estudios y desafíos diarios, a veces te relegamos a un segundo plano. Hoy queremos volver a Vos, pedirte perdón y abrirte un espacio real en nuestro corazón.
Danos tu gracia para que nuestra vida refleje tu amor y tu esperanza. Que en cada aula, en cada tarea, en cada encuentro, podamos llevarte con nosotros y, a través nuestro, acercarte a los demás.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.