
XIV ESTACIÓN
Jesús es puesto en el sepulcro
Te adoramos Cristo y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Del Evangelio según San Mateo:
José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en el sepulcro nuevo que él había excavado en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue (Mt 27,59-60).
Meditación extraída y adaptada del Vía Crucis Misionero del P. Luis Zazano
Para resucitar, primero hay que aprender a dejar ir. Hay cosas en nuestra vida que necesitan ser sepultadas: heridas del pasado, miedos, rencores, todo aquello que nos impide vivir plenamente. Y como en toda siembra, hay que dar tiempo para que la vida nueva brote. A veces cuesta soltar, pero confiar en Dios es saber que cada despedida puede ser el inicio de algo mejor.
Jesús fue puesto en el sepulcro, pero su historia no terminó allí. Hoy lo encontramos vivo en la Eucaristía, presente en cada Sagrario, esperándonos con el mismo amor de siempre. No está lejos, está acá, de otra manera, pero con la misma promesa: "Yo estaré con ustedes siempre." En su presencia, descubrimos que el amor de Cristo es más fuerte que la muerte y que, con Él, siempre podemos volver a empezar.
Oración:
Señor, enseñanos a dejar atrás lo que nos impide crecer, a confiar en tu tiempo y a abrir nuestro corazón a la vida nueva que solo Vos podés darnos. Que podamos encontrarte en la Eucaristía y dejarnos transformar por tu amor.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.